Estábamos sentados en una mesa
del Cafè del Centre del Eixample. Un lugar histórico de diseño modernista que vio pasar a Belmondo, a Messi, a la II República y a la Guerra Civil. Era domingo a las nueve de la noche. El bar estaba lleno de gente y, sin
embargo, estaba cerrado. Llevábamos todo
el día ahí.
A algunos de los presentes los
conocíamos desde hacía muchos años, habían llegado para ayudarnos; a otros (los
técnicos y realizadores), de hacía pocos semanas; pero a la mayoría era la
primera vez que los veíamos. Todos estaban trabajando a pulmón, prestando su
tiempo, su lugar y su oficio por amor al arte, era un
gesto hermoso hacia nosotros. Filmaban el booktrailer de la novela Morir
Afuera. El director, Javier Meler, y su
equipo corrían de un lado para otro, iluminando fantasmas, persiguiéndolos con
la cámara sobre un carro, dándoles instrucciones a algunos personajes del libro,
maquillándolos, vistiéndolos. En eso, de pronto, nos dimos cuenta que éramos
los extras de nuestra historia.
Empezamos a reírnos, mucho, y Javi
nos pidió que por favor nos calláramos un poco. Estaba filmando a una bella
fantasma con sombrero y vestido modernista violeta. Pero esta no era la primera
vez que un director nos llamaba la atención en un set de filmación.
Hace diez años, cuando llegamos a
Madrid desde Argentina, nuestro primer trabajo fue como extras de televisión,
no me acuerdo cuánto ganábamos por día, creo que doce euros, por un trabajo de
alrededor de unas doce horas; Alejandro recuerda mejor esta época aquí. De lo que sí me acuerdo es que, para ir a los estudios
de televisión, teníamos que hacer viajes largos en autobús con el resto de los
extras, y que esperábamos muchas horas antes de entrar a grabar. Era un tiempo
que aprovechábamos, más que nada, para hablar de Morir Afuera y sobre Natán
Ripoll, de hecho fue haciendo de público que tuvimos las primeras noticias de él.
Para entretenernos en la espera,
entre toma y toma, leíamos muchos libros. Eso mismo estuvo haciendo ese domingo
en el Cafè del Centre un amigo de Ale, que se llevó varios libros para aguantar
todo el día quieto, haciendo de fantasma con galera del XIX. Estamos conmovidos por la generosidad de
todas las personas que se implicaron ese día de la filmación y la de los que
siguen trabajando en el booktrailer. Muchas gracias por habernos ayudado a
cerrar este círculo fantástico.