Turbulent (Shirim Neshat)

El domingo 25 de noviembre del año pasado, al día siguiente de la presentación de Morir Afuera, fui en autobús al Cementerio de Montjuic. Era una mañana soleada, perfecta para asistir a un homenaje al anarquista José Buenaventura Durruti, que fue asesinado el 20 de noviembre de 1936. Eramos unas cuantas personas alrededor de la tumba, se leyeron escritos que hablaban de la II República que fue aplastada en la Guerra Civil, de los 40 años de dictadura franquista que le siguieron, hasta los días actuales de resistencia a los ajustes del sistema financiero; días que se levantan con las propuestas para crear el mundo nuevo que Durruti aseguró que los trabajadores llevamos en el corazón. Allí, en ese rincón de tumbas de la guerra, entre las que me mostraron la muy curiosa tumba de la escritora, espiritista y medium del siglo XIX, Amalia Domingo, distintas personas que no nos conocíamos reivindicamos la memoria de Durruti, sus acciones, su historia, su lucha y su persona, y después un dúo de tangueros cantó tangos y milongas. 

Cuando terminó el acto me fui a dar vueltas por la montaña, que con el otoño se había puesto una maravilla de colores cálidos. Después de unas cuatro horas, como estaba cansada de la caminata y de la fiesta de la noche anterior, me fui a dormir la siesta al Caixa Forum, que es una especie de museo gratis que pusieron los forros de la Caixa, donde suelen pasar documentales o cortos en salas oscuras. No me daba para ir a dormir a casa, porque a las seis quería estar en la manifestación del Día Internacional Contra la Violencia Contra las Mujeres, en la que todos los años gritamos que "si tocan a una nos tocan a todas". 

Así que cuando llegué a la Caixa Forum, me puse re contenta que la exposición "Què pensar, què desitjar, què fer" tuviese una instalación en un cuartito alfombrado y oscuro donde se pasaba un vídeo en loop en dos pantallas enfrentadas. 

Igual no me pude dormir, el vídeo se llama Turbulent, y es de la realizadora feminista iraní Shirim Neshat, lo vi como quince veces (ahora dieciséis) la primera parte en una pantalla y la segunda en la opuesta. La gente entraba y salía silenciosa, algunos nenes daban volteretas por la alfombra, me pasaban por al lado, me tocaban la cabeza para ver si esa cosa quieta que se chocaban estaba viva y después se iban. Es éste, espero que les guste tanto como a mí, que ya pasó todo el invierno y todavía lo recuerdo con admiración. 

Natalia R.R.

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